Colonna, Angelo Michele
Rovenna, Como (Italia), 1604 - Bolonia, 1687Nacido en Rovenna, cerca de Como, en 1604, Colonna estudia en Milán con Daniele Crespi; más tarde marcha a Bolonia y entra en el taller de Girolamo Curti, il Dentone, pintor especializado en decoraciones al fresco de perspectivas y arquitecturas fingidas, aún en la tradición manierista, con quien Colonna dio los primeros pasos en esta importante faceta de la pintura boloñesa. Hacia 1635 había ya realizado algunas obras como ayudante de su maestro, y en ese período comenzó su colaboración con Agostino Mitelli que, como él, había sido discípulo de il Dentone, creando entre los dos la conocida como decoración de 'quadrature', consistente en arquitecturas fingidas, vistas en perspectivas de abajo arriba, que dejan una apertura celeste en el centro y en la que se entremezclan las figuras en grupos aislados y aéreos o jugando entre las balaustradas y las columnas. El éxito de la fórmula inventada por Colonna y Mitelli se extiende rápidamente por Italia y pintan en Florencia (1637-41) para el duque Ferdinando II de Médicis en los salones del Palacio Pitti; en 1650 trabaja en el Palacio Balbi en Génova; en 1653, junto a Mitelli, decora el Oratorio de San Girolamo en Rímini; en 1655, de nuevo en Bolonia, realizan los frescos de la iglesia de San Domenico y de San Michele in Bosco. Llamados por Velázquez, Mitelli y Colonna llegan a España, a la corte de Felipe IV, en 1658. Mitelli muere en 1660 y Colonna permanece en Madrid hasta 1662. Las obras que aquí realizaron tuvieron una gran influencia en el desarrollo de la pintura decorativa de la segunda mitad del siglo XVII, en artistas como Claudio Coello y Rizzi.(MMM, 1983, p. 65)Pintor italiano. Colaborador de Girolamo Curti "il Dentone", a través del cual entró en contacto con Agostino Mitellii, a quien se encuentra ineludiblemente ligada su obra. Junto con Mitelli, representa el culmen de la pintura italiana de cuadraturas o de perspectivas arquitectónicas fingidas. Trabajó junto a su inseparable compañero en Bolonia, Rávena, Parma, Módena, Florencia y Génova. Mientras Mitelli componía las arquitecturas ilusionistas, Colonna se dedicaba a crear las figuras que animaban dichas composiciones; no obstante, dominaba también las composiciones arquitectónicas, prueba de ello son las cuadraturas que realizó en 1625, junto con las correspondientes figuras, para el techo de la nave de la iglesia de San Aleajndro en Parma. Entre 1635 y 1636 realizó, ya en colaboración con Mitelli, la decoración de la sala grande del Palacio Spada de Roma. Hasta nosotros han llegado los frescos del Palacio Pitti de Florencia, pintados entre 1639 y 1641, y los del Palacio Ducal de Sassuolo en Módena, de 1646-1647, realizados siempre en compañía de Mitelli. Su obra no se limitó al área central de Italia, sino que también participó en la ejecución de los frescos del Palacio Balbi en Génova, realizados en 1655, que suponen la mayor influencia del estilo boloñés en Liguria. Reclamado por el reu Felipe IV para trabajar en España, llegó a Madrid hacia 1657-1658. En dicho viaje, le acompañaron Velázquez y Agostino Mitelli. En Madrid ejecutó junto a su compañero importantes proyectos decorativos en las residencias reales, que marcaro nun hito en el panorama artístico español de su época, como La fábula de Pandora, en el salón de los Espejos del Alcázar de Madrid. Desgraciadamente, las obras realizadas en la corte madrileña se han perdido, conservándose, únicamente, el Boceto para un techo del Buen Retiro (Prado). Tras la muerte de Mitelli en Madrid en 1660, Colona concluyó los trabajos que habían dejado a medias y emprendió el regreso a Bolonia en 1662, haciendo una breve parada en París, que le permitió decorar el Hôtel de Lionne. De vuelta en Italia, continuó su labor como fresquista, asociándose entonces a Giacomo Alboresi para realizar decoraciones, como las de la Villa Albergati-Theodoli en Zola Pedrosa (Bolonia, 1665), la iglesia de San Bartolomé (Bolonia, 1667) y la bóveda de la sala del consejo del Palacio Comunal (Bolonia, 1677). Previamente a la realización de esta última, había viajado a París, para trabajar en las obras de Versalles para Luis XIV. Quizá el contacto con el ambiente artístico francés propició que en sus últimas decoraciones, su estilo experimentase una inclinación hacia la tradición clasicista de las cuadraturas boloñesas.(Sánchez del Peral, J. R. en E. M. N. P., Madrid, 2006, tomo III, pág.822)